Anoche vestía su collar con nueve piedras rojas. Piel. Estoy seguro. Las conté varias veces. Una, dos, tres… con mis ojos. Piedras rojas, piel. Con los labios. Fascinado. Volcanes del norte, donde no crecerá nunca el invierno. Estoy completamente seguro. Cuatro, cinco, seis, siete… Navegué entre sus piedras rojas donde no existen las distancias. Un mar de piel y saliva. Con mi boca conté las últimas. Luego regresé hasta la primera, y mil veces la rocé. Pequeñas batallas entre mis manos y su piel con ningún vencido. Nueve piedras rojas y su piel.
Anoche vestía su collar con nueve piedras rojas. Piel. Estoy seguro. Las conté varias veces. Una, dos, tres… con mis ojos. Piedras rojas, piel. Con los labios. Fascinado. Volcanes del norte, donde no crecerá nunca el invierno. Estoy completamente seguro. Cuatro, cinco, seis, siete… Navegué entre sus piedras rojas donde no existen las distancias. Un mar de piel y saliva. Con mi boca conté las últimas. Luego regresé hasta la primera, y mil veces la rocé. Pequeñas batallas entre mis manos y su piel con ningún vencido. Nueve piedras rojas y su piel.
preciosos dos post, este me ha echo sonreir, y el otro aunque digas lo que digas me ha entristecido.
Un abrazo.
PD: Creo que te podrías entretener también contándole las pecas.
te diría tambien lo típico que se dice entre bloggers, el pasate por mi blog, pero es que hasta septiembre (1) lo tengo cerrado :(, seguire pasándome por aquí.
ups, creo que ire a comprarme un collar de esos ahora mismo...
el anterior.... chapo. aunque me has entristecido.
Un beso
Este post, como el collar y la piel de la dama es una joyita...
abrazos
TATÚ, tal vez no escribí con toda la emoción que me llegó a mi la historia, pero desde luego más allá de la muerte de Paul se han desarrollado otras historias mucho más llenas de amor. Prometo pasar por tu blog a partir de septiembre, además estaré unos días fuera y regreso por entonces. Te llevas el premio de ser la primera persona que me comentó. Muchas gracias.
Un beso y un abrazo.
METIS, te digo como a tatú, hay muchas historias más bellas dentro de esa desaparición. Su mujer se quedó tremendamente tranquila, y feliz por esos 8 meses, en los que le había dado tiempo de conocer y comunicarse con él mucho mejor. Los collares rojos son lo que tienen, adelante.
Un beso.
BOHEMIA, gracias por el cumplido. Creo que casi todas las pieles lo son.
Un beso.
tan sensual y dulce como siempre besos muy dulces