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La hora de los pájaros


A las doce abrimos la ventana. Sólo un palmo, aunque llueva. Las voces de los cantantes líricos que ensayan desde la ventana de la academia de enfrente lo van llenando todo. Como si fuera un olor delicioso en plena conquista. Empiezan por los pies, he observado que siempre hacen lo mismo. Juegan a hacer remolinos alrededor de nuestros tobillos. Cuando ya estamos más confiados suben hasta los brazos recorriendo toda la espalda. Yo siempre me quedo callado. Luego hacen bucles entre las manos, los dedos de las manos y el teclado del ordenador, les gusta la tecla eñe, la ese y la hache. Incluso a veces salen por la puerta y remontan el pasillo y a veces se pierden en el rincón de la máquina del café. Yo de tanto abrir la ventana me he cogido un constipado, es un constipado raro porque sólo moqueo y lloro por el ojo derecho. Esta vez no me importa.

Funcionario


El jefe de sección me presenta al jefe del departamento, éste a su vez a la responsable de coordinación. Ella me presenta a otras veinte personas de las que apenas puedo recordar los nombres de los compañeros que tengo en mi despacho. Luego hago 17 fotocopias, me presentan a la máquina destruyedocumentos (es muy divertida) y me dan para leer unos decretos que dicen algo parecido a lo que versará mi labor allí. La mesa vacía. Todavía no hay trabajo. En fin, que ya soy funcionario.

Poniente


Los últimos días del mes han transcurrido entre el viento de poniente y el de levante. Cádiz me ha prestado arena para caminar sobre sus playas, sol para broncearme y poniente para refrescarme. Este viento es increíble. Puede hacer un sol de castigo y de repente aparecen ráfagas de viento fresco que te hacen sentirte como en la gloria. Como un buen helado para la piel. Alfonso me decía mientras mirábamos la playa que el paraíso debe ser algo parecido. De repente te mueres y acto seguido apareces sobre una toalla en una playa de Cádiz, mirando al mar que te invita a un bañito.

Luego camino a casa recibo una llamada (la segunda madura), y me dice que este lunes tengo en una mesa de Madrid un contrato para trabajar como interino los próximos dos años. Adiós al estrés postvacacional.




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